"Un día cualquiera, sin motivo aparente, habrá descubierto que al final del arcoíris no existe el paraíso."
Mi abuela tenía la sombra pesada,
al momento de intuir su presencia
al momento de intuir su presencia
los animales preferían retirarse
y todos guardábamos silencio.
Sus ojos eran de un color azul pálido
que le ayudaba a ocultar sus emociones,
por eso nunca la vimos llorar. Nunca.
Tal vez lo haya hecho en la intimidad,
alguna vez, supongo que la mañana
en que amaneció muerto el abuelo,
pero esas son la clase de emociones
que la infancia no alcanza a adivinar.
Un día cualquiera, sin motivo aparente,
habrá descubierto que al final del arcoíris
no existe el paraíso. Entonces debió llorar.
Jules Etienne
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