"... empañando los cristales de las ventanas..."
Asoma desde un cielo cenizo,
letanía que empapa la tierra
y humedece todo a su paso,
como murmullo en el ritual
de una religión desconocida.
Se escucha alegre la llovizna
se divierte y pareciera que danza,
empañando los cristales de la ventana;
más tarde se convertirá en chubasco.
Abren los paraguas su tumulto
hasta que se fatiguen las nubes.
Piel del agua, pretexto del insomnio,
resbala discreta por el tejido del alma
en la intimidad de las palabras,
porque hay veces que a la lluvia
también le da por hablar.
Jules Etienne
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