La arqueología de los secretos
desentraña todas y cada una
de las profecías del silencio,
acude a la quiromancia
y divagaciones oníricas
para concluir en que el destino
debe ser palabra inconclusa,
unas cuantas arrugas
en la palma de la mano
que no es posible adivinar.
Lo que no fue, jamás será,
ofrenda a la desmemoria:
el único secreto perfecto
es aquel que hemos olvidado.
Jules Etienne
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